Al tropezar con mi hermanastra, Adrea, durante una sesión de entrenamiento, las cosas dieron un giro inesperado.Sus manos vagaron por mi cuerpo, encendiendo un deseo ardiente dentro de ella.Incapaz de resistirme, me di el gusto en el encuentro tabú, lo que llevó a un revolcón salvaje y lleno de lujuria.